Mercados Emergentes: Anclas de Estabilidad y Expansión Económica

Al llegar el ecuador del año, los mercados globales siguen afectados por las disrupciones comerciales, las dudas sobre el crecimiento en EE.UU. y los persistentes desafíos en política exterior. En este entorno, las economías y empresas de los mercados emergentes, que generan gran parte de sus ingresos a nivel local o regional, están demostrando una gran resiliencia estructural.

China e India sobresalen como actores clave. Con una población combinada cercana a los 3.000 millones de personas, el foco principal radica en las transformaciones estructurales en los patrones de consumo y en el avance tecnológico. China, además de representar un mercado interno de gran escala, se está consolidando como un líder global en innovación, particularmente en los sectores de vehículos eléctricos y tecnologías de almacenamiento energético. Empresas nacionales como CATL —que posee aproximadamente el 40% de la cuota del mercado global de baterías para vehículos eléctricos— y BYD —uno de los fabricantes de vehículos eléctricos más relevantes a nivel mundial— ejemplifican la estrategia de posicionamiento tecnológico del país.

India, por su parte, está emergiendo rápidamente como un vasto mercado de consumo, respaldado por amplias reformas, la expansión de infraestructuras y la inclusión digital. El consumo interno representa el 60% del PIB. La incorporación del sistema de identificación Aadhaar y el aumento en la disponibilidad de teléfonos inteligentes a precios accesibles han impulsado la inclusión financiera y la adopción del comercio electrónico. Empresas como Indigo Airlines y Bharti Airtel están capitalizando el crecimiento de la infraestructura del país y el auge de su clase media.

América Latina está gestionando bien el entorno actual. La región goza de una relativa estabilidad, impulsada por dinámicas comerciales favorables, monedas resilientes y una mejora en el gobierno de los principales mercados. A la vanguardia se encuentra MercadoLibre, la principal plataforma de comercio electrónico de la región y un actor dominante en pagos digitales, que ofrece exposición tanto al crecimiento del consumo como a la inclusión financiera. Otro caso destacado es Itaú Unibanco, el banco más grande de América Latina. Con más de 55 millones de clientes y una presencia digital en expansión, Itaú refleja tanto la madurez como la transformación continua del sector financiero en la región. Por su parte, LATAM Airlines, la mayor aerolínea de Sudamérica, está en plena recuperación a medida que se aceleran la movilidad regional y el turismo.

Resulta interesante que Sea Limited, en el sudeste asiático, esté replicando el modelo de negocio de MercadoLibre: construir un ecosistema integrado que abarca comercio electrónico (Shopee), pagos digitales (Monee) y entretenimiento (Garena). Estos modelos integrados son potentes, ya que generan sinergias entre plataformas, dando lugar a una alta retención de usuarios. Esto resulta especialmente relevante en los mercados emergentes, donde la infraestructura tradicional es limitada, la penetración bancaria es baja y el avance de la digitalización permite una rápida adopción.

Para los inversores, el mensaje es claro: los mercados emergentes merecen un lugar en las carteras, pero el éxito exige una cuidadosa selección de acciones. Con más de 2.500 empresas aptas para inversión, es fundamental centrarse en aquellas que ofrecen altos rendimientos sobre el capital, generación de flujos de caja sólidos y crecimiento sostenido de beneficios.

Los mercados emergentes han representado durante mucho tiempo una oportunidad atractiva para los inversores, tanto por su potencial de rentabilidad como por su capacidad de diversificación en las carteras. Se trata de economías con poblaciones relativamente jóvenes, que se benefician de procesos de urbanización, industrialización, digitalización y mejora en sus instituciones de gobierno. En un entorno de transformación global, estas economías no solo ofrecen refugio ante la volatilidad del mundo desarrollado, sino que también ofrecen oportunidades estructurales de crecimiento a largo plazo para aquellas empresas que lideran sus sectores, cuentan con ventajas competitivas duraderas y saben adaptarse al cambiante entorno global mejor que sus contrapartes desarrolladas.

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